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Las cañitas voladoras, los globos, los buscapies, los tres tiros, las estrellitas y un sinnúmero de productos que se encuentran en el mercado destinados a los festejos, no son de mi simpatía, no le encuentro un punto de unión entre la cena en familia, el brindis y los buenos deseos con los estruendos, que a mi modo de ver solo asustan a mi gato y estremecen a los bebés y los ancianos.
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Y aparentemente no soy la única.
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Por eso hoy quiero hacerme eco de una carta de opinión que escribió un amigo veterinario de Entre Ríos, a un medio local, en la cual se refiere con mas autoridad que yo a este tema: ".....la llegada del nuevo año se disfruta en noches donde el clima generalmente se une a los festejos…Lamentablemente en medio de esa fiesta ocurren hechos tristes e insólitos. Tristeza produce ver como un vecino es afectado por una bomba de estruendo que le produjo un cuadro de aturdimiento ya conocido por todos y que además de la afección personal lleno de angustias a familiares, vecinos y a la población en general."
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" Insólita es la situación; por que no se entiende que tiene que ver un festejo con la explosión que producen las bombas o el efecto que se quiere obtener de las mismas, además de perturbar seriamente a nuestras mascotas y estremecernos inútilmente a quienes nos vemos sorprendidos una y otra vez por la reiteradas explosiones que no solo irritan nuestros tímpanos sino que nos traen reminiscencias de guerras y atentados."
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" Se podrá decir que siempre se hizo, y es verdad, pero no será momento de preguntarnos si aún tiene sentido continuar haciéndolo?. Antes de escribir estas humildes reflexiones tome opinión a varias personas, de distinta condición social, grado de instrucción y pensamiento ideológico acerca de su opinión al respecto, no encontré una sola persona que le encontrara sentido a este tipo de festejos. "
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"Esta opinión solo tiene por objeto expresar un punto de vista y en virtud del deseable disenso democrático invito a quien piense en forma distinta que lo exprese; si no es así, creo que tendría vigencia el viejo refrán que dice… “el que calla otorga” y creo que en ese caso la ciudadanía debería tomar nota de cambiar algunos hábitos de convivencia y nuestras autoridades pensar seriamente en desterrar prácticas que además de molestas suelen resultar peligrosas. " .
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Por el bien de nuestras mascotas, de nuestros mayores, de nuestros bebes y de nuestra salud, no sería bueno pensar en otro tipo de festejos, además en esta época de crisis, ahorraríamos nuestro dinero
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